miércoles, 14 de julio de 2010

postheadericon Hijas del señor cap. 16




Sor Dorada había reunido a su escuadrilla de monjas al completo en la biblioteca, como solía hacer de costumbre.

Dorada: Mañana tendremos la amabilidad de poder tener aquí, en nuestra iglesia y en nuestro convento un evento de comuniones.
Macu: ¿Qué? ¿Desde cuando hacemos comuniones?
Dorada: Aquí tenemos una iglesia. Tenemos un sacerdote. Podemos hacer comuniones, bodas y bautizos. ¿Vale?
Fausti: Pero... no nos has avisado antes, tenemos que preparar todo bien... ¿cuántos niños van a hacer la comunión?
Dorada: Diez.

En el fondo de la biblioteca...

Petra: Puffff...
Rebe: ¿Qué te ocurre, Petra?
Petra: Me temo lo peor... tanto niño aquí con esa maniatica, no va a salir nada bien.
Rebe: Petra, por favor, no sigas con todo esto... al final vas a acabar teniendo problemas.
Petra: Ya verás...



Estaban todas las hermanas sentadas en el comedor, cenando. Dorada y Mateo cenaban en una mesa diferente a las demás.

Dorada: Está rica la comida... ¿eh?
Mateo: Pues sí, ¿La has hecho tu?
Dorada: Sí.
Mateo: Voy al baño, disculpame.

Mateo se levantó y fue al baño. Dorada miró si alguien la veía, y como nadie estaba mirando en ese momento para ella, entonces se levantó y siguió a Mateo a los servicios.

Rebe: Menos mal que conseguí librarme... sino ahora mismo estaría muerta.
Macu: Lo siento mucho... jaja es que ¡me acojoné!
Rebe: No si ya lo ví. Lo peor es que no avisaste a nadie de que me había quedado atrás.
Fausti: Bueno, ya pasó, si al final hemos aprendido una lección: No debemos volver a hacer un viaje jamás.
Rebe: Sí... eso decimos siempre, pero mira luego.
Macu: Claro, la que es tonta es tonta.
Fausti: ¡Pero bueno! ¿Eso a qué viene?
Macu: No lo sé.
Rebe: En fin... me voy a la cama, mañana será un día movidito... por cierto, tened cuidado con Petra, esta al final se acaba metiendo en un lío, que os lo digo yo...

Rebe se levantó y se fue del comedor.



En los baños del convento, Dorada estaba haciendo como que se lavaba la cara mientras esperaba que Mateo saliese del váter. Cuando este salió, se secó la cara y se dirigió a el.

Dorada: Supongo que debes de estar cansado... ¿no?
Mateo: ¿Por qué?
Dorada: Por el trabajo... no debe de ser fácil ser médico ¿verdad?
Mateo: Es un trabajo bonito. ¿Tú por qué te metiste monja?
Dorada: El convento me quedó en herencia a mí y además desde bastante pequeña me habían metido la idea en la cabeza... ahora me gustaría volver atrás.
Mateo: Lástima...
Dorada: ¡Oye! ¿Y cómo es que tú te vienes aquí, a un lugar tan apartado del mundo? ¿No tienes mujer, hijos...?
Mateo: Sí que tengo... pero una vez iban en un barco... el barco se hundió y jamás aparecieron los cadáveres. Pero bueno... la vida sigue, de eso hace ya algunos años.

La madre superiora, que por un momento dejaba de serlo se lanzó al cuello del doctor y lo besó apasionadamente.

Mateo: ¡Oh! Dorada... yo y tu... esto... esto no puede salir bien... esto... esto no está bien por tu parte.
Dorada: A la porra con los votos.
Mateo: ¡NO! Dorada, no metas la pata. Tú eres tú y yo soy yo, no puedes hacer eso que has echo... tienes voto de castidad.
Dorada: ¿Y si no lo tuviera? ¿Estarías conmigo?
Mateo: Quizás...



Desde la habitación de las chicas, Petra estaba asomada a la ventana y en ese momento, estaba viendo como el hombre que siempre se citaba con Dorada estaba esta vez de nuevo, allí.

Petra: ¡Me pienso enterar de todo!

La mujer se vistió y accedió a la iglesia por la parte de atrás. Allí se puso detrás de una columna a escuchar la conversación.

Dorada: Mañana tendré nuevos niños. Diez en concreto.
Hombre: Así me gusta... vamos progresando. Ya tengo diez familias listas para adoptar a esos niños. Nos sacaremos todo el dinerito y con 10.000€ de aquí y 10.000 de allá tendremos bastante para llegar a nuestro objetivo.

Petra se dejó ver.

Petra: ¿Qué es...? ¿Cuál es vuestro objetivo?
Dorada: ¿¡Tú que haces aquí!?
Hombre: ¡DORADA! Ella fue la monja que me agredió... ¡fue ella! Lo sabe todo...
Dorada: Me parece, que vamos a tener que callarte la boca...
Petra: ¿Qué queréis hacer con el dinero que conseguís al vender los niños robados?
Dorada: Si hombre... já, a tí te lo voy yo a decir.
Hombre: Mátala.



Dorada salió a correr detrás de Petra. Esta también echó a correr. Era plena noche, estaban atravesando el patio.

Dorada: ¡Vuelve aquí!
Petra: Jamás me cogerás... ¡voy a destapar la verdad!
Dorada: ¡Veeeeeeeeeeeeeeeen!

Un monje salió en ese momento al patio.

Monje: ¿Qué es este escándalo?

Tanto Dorada como Petra tuvieron que disimular.

Petra: Nada... estabamos... discutiendo.
Dorada: Sí, además Petra decía que ya se iba a la cama ¿verdad? Mañana tenemos las comuniones y le convendría estar bien descansadita.

Petra, obligada tuvo que marcharse a la cama.


La gente comenzaba a llegar al Santa Teresita. Familias y familias que venían a ver como sus niños hacían la comunión. Todos iban entrando en la iglesia. En el altar estaba Santiago.

Santiago: Bienvenidos todos a la casa del señor.
Gente: ¡Bienvenidos!
Santiago: Bueno... ¿están aquí todos los niños?
Niños: ¡Sí!
Santiago: Sabéis, que hoy es un día muy especial en vuestras vidas... hoy os ponéis en paz con Dios y con el señor. Hoy es un día grande porque vais a tomar el sacramento de la comunión por primera vez en vuestras vidas...

Mientras el sacerdote hablaba con los niños, las monjas iban llegando a la iglesia.

Macu: ¡Ohhhh! Que bonito... aún recuerdo yo el día de mi comunión... fue todo precioso.
Fausti: ¿Qué tal te fue?
Macu: Pues mal... acabé comiendome el conejo de la vecina.
Fausti: ¡¿CÓMO?!
Macu: A ver... es que lo tenía tan mono en una jaula... y yo era una tragona, entonces lo cogí y lo eché a la cacerola... jajaja.
Rebe: ¡Jajajaja! Creo que Fausti pensaba en otro tipo de conejo.
Fausti: ¿Yo? Faltaría más... no, yo no pienso en esas cosas.

Al finalizar la misa de comunión, Dorada subió al altar, tenía que decir unas palabras ante todos.

Dorada: Antes de que la gente se vaya, querría que los niños que han hecho la comunión viniesen conmigo... vamos a hacer una foto, para tenerla de recuerdo en el convento ¿Estáis de acuerdo, niños?
Niños: ¡Síiiiiii!
Dorada: Pues acompañarme.

Petra: ¡Mírala! ¡Se los lleva!
Fausti: ¿Qué pasa...? Van a hacerse una foto.
Petra: No. Los va a matar.
Rebe: Sí... y luego los va a echar a la cacerola, como tú con el conejo ¿no?
Petra: Oye, que hablo en serio.
Rebe: Y yo también. Petra, estás bastante obsesinada ¿eh?
Petra: ¡Bah! Si no queréis venir, no vengais... yo si voy.



Dorada llevó a los niños a un pasillo del convento.

Dorada: Aquí... es un sitio precioso para sacar la foto ¿verdad niños?
Niños: Síii.

El hombre al que golpeó Petra apareció por detrás y llamó a Dorada.

Hombre: ¡Ven un momento, tengo que decirte algo antes de llevárnoslos!

Dorada se excusó un momento.

Dorada: Ahora mismo vuelvo niños...

Al salir esta, Petra aprovechó y sacó la foto a los niños, luego los mandó a irse. Cuando Dorada salió los niños ya no estaban pero ella sí.

Dorada: ¿Y los niños?
Petra: Ya les hice yo la foto... vamos, básicamente por fastidiarte el plan... ja ja ja
Dorada: ¡PETRA! Tú y yo tenemos una conversación pendiente... desde anoche.
Petra: No lo creo... yo pienso llegar hasta el final.
Dorada: Quizás eso te cueste la vida.
Petra: ¡Pues mátame! ¡Hazlo!

La mujer sacó su particular navaja de cortar manzanas y se la dio a Dorada.

Petra: ¡Máteme! Vamos...
Dorada: ...
Petra: No tienes lo que hay que tener. Pero yo sí, y acabaré por descubrirlo todo.

La monja anciana se marchó dejando a la superiora con la palabra en la boca.

Hombre: ¿Y los niños?
Dorada: Otra vez se nos ha vuelto a fastidiar el plan...



Las chicas iban de camino a su habitación, cuando se tuvieron que parar al ver el revuelo que se había montado en la salida del convento.

Macu: ¿Qué pasa?
Monja: Sor Dorada, que abandona el convento durante un tiempo.
Macu: ¿¡QUÉ!?

Dorada fue hasta donde estaba Macu.

Dorada: Así es Inmaculada... necesito un tiempo de relax... volveré, lo prometo.
Rebe: ¿Y quién se hará cargo del convento?
Dorada: Mateo, es un buen hombre y lo hará divinamente, estoy segura de ello.
Mateo: Gracias Dorada.
Fausti: ¡Ay! Si al final te vamos a echar de menos... resulta que te hemos cogido cariño ja ja ja.
Petra: Yo no.
Dorada: Bueno... me tengo que ir, mi taxi me está esperando. ¡Adiós!

Sor Dorada salió por la puerta del Santa Teresita, por un tiempo... o quizás para siempre. Al montarse en el taxi, el hombre con el que llevaba hablando tantos días estaba allí.

Dorada: Nos vamos.
Hombre: Al consejo no le va a gustar nada que vayamos allí sin el dinero...
Dorada: No hemos podido hacer nada....
Hombre: Tu sí. Con tu plan del orfanato hubiéramos ganado más dinero… pero te has echado atrás.



Como cada noche, Mateo estaba otra vez ante su diario. Escribiendo.

7 de junio de 2012

Hoy ha sido un día bastante raro. Tras pasarnos todo el día de comunión, al ponerse el sol recibo la visita de Sor Dorada en mi cuarto. Esta me dice que tiene que abandonar el convento urgentemente y seguramente que para siempre. Dice que yo podría hacerme cargo de el... al principio le dije que no, pero luego me lo pensé y no es tan mala idea... total, ya no me queda nada en el mundo. Creo que a partir de ahora, las cosas van a empezar a cambiar.


> Con la aparición de Iñaki Font como Mateo.
> Con la aparición de Adolfo Fernández como Monje.


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